Aulario Rey Juan Carlos, Vicálvaro. Madrid

Concurso

Fecha

2022

Convocado por

Universidad Rey Juan Carlos

El ‘aire que respiro’ es el lugar común, es lo de todos. Es el conocimiento que compartimos en los espacios informales que suceden entre clases, y por eso potenciamos la aparición de un corazón de aire y luz, un corazón de actividad permanente, de tránsito y estancia informal, de actividad compartida. Es la red que tejemos cuando nos sentamos y observamos el funcionamiento del mundo, pero también la tranquilidad y necesaria privacidad con la que se acometen los tiempos de reflexión.

El aire que respiro es mejor, si mejoramos la huella tras lo que construimos. Si el proceso de edificación es limpio, con elementos industrializados y prefabricados, con sistemas secos, con reducción de los tiempos de obra y optimización de los errores. Si la vida útil del edificio es verde. Si produce la energía que consume, que al mismo tiempo es poca porque se aprovechan sistemas pasivos para climatización y control de los consumos de electricidad y otras energías. Si el modelo de urbanización asociado a la ejecución del edificio plantea soluciones a cuestiones como el efecto isla de calor o el aprovechamiento del soleamiento y ventilaciones naturales.

El aire que respiro es un ejercicio de contención formal, asociado a la utilización de sistemas de construcción altamente eficientes y comprobados. El edificio muestra su interior, su estructura y sus instalaciones, sin preocuparse más que por el orden con que estas se manifiestan y por su buen funcionamiento.

 

Como conclusión de los primeros tanteos, tenemos una propuesta que separa los dos programas en dos edificios interconectados (aulario y  zona departamental). Esta decisión, no solo nos permite adaptar con mayor precisión cada una de las crujías a los programas propuestos, sino que nos permite igualmente pensar en sistemas de envolvente complementarios que pueden especializarse para cada una de las situaciones que en el interior de los edificios suceden. 

El acceso principal al edificio se sitúa en la charnela entre ambos bloques, en una pieza discreta que sirve de conexión entre ambos, distribuyendo al usuario que acomete uno y otro uso desde la misma entrada. Este acceso permitirá en el futuro la separación horaria de ambos edificios, así como los funcionamientos independientes.


Pero ambos comparten una generosa planta baja.

Proponemos una planta baja abierta, permeable, de usos colectivos y pasos perdidos, de programas abiertos y espontáneos, cargada de transparencia no solo en la construcción de la relación interior/exterior, sino también en el propio entendimiento del funcionamiento del edificio en un solo vistazo.

La planta baja aloja los programas de aula manga y aula polivalente, pero también nuevos usos propuestos de café (lateral este) y área de estudio informal (esquina noreste). Cada uno de los usos en planta baja queda vinculado a una zona de expansión con una característica específica: frente al aula magna se sitúa un espacio de vestíbulo recogido que permitiría la celebración de actos postacadémicos  ligeramente al margen del bullicio del espacio principal; el espacio de estudio informal ubicado en un recinto apartado del movimiento de la entrada, podría segregarse como uso cerrado en caso de requerirse nuevas condiciones de silencio y concentración; el aula polivalente se relaciona abiertamente con la llegada de usuarios y el vestíbulo principal, y se propone como una extensión limitada del mismo; y el café se ubica en el espacio límite entre la plaza exterior y la PLAZA INTERIOR.

La Plaza Interior es la gran apuesta del proyecto. Es el aire que respiro, es el lugar de expansión y encuentro, de construcción de red y de fomento del aprendizaje colateral al reglado por la institución universitaria. Es una sala vertical ruidosa, un teatro all’aperto paradójicamente cubierto de luz y movimiento.

Arquitectos Matos Castillo Arquitectos (Alberto M. Castillo, Beatriz Matos) + Néstor Montenegro Colaboradores Jaime Rodríguez-Vigil Zaballa, Alejandro García

El ‘aire que respiro’ es el lugar común, es lo de todos. Es el conocimiento que compartimos en los espacios informales que suceden entre clases, y por eso potenciamos la aparición de un corazón de aire y luz, un corazón de actividad permanente, de tránsito y estancia informal, de actividad compartida. Es la red que tejemos cuando nos sentamos y observamos el funcionamiento del mundo, pero también la tranquilidad y necesaria privacidad con la que se acometen los tiempos de reflexión.

El aire que respiro es mejor, si mejoramos la huella tras lo que construimos. Si el proceso de edificación es limpio, con elementos industrializados y prefabricados, con sistemas secos, con reducción de los tiempos de obra y optimización de los errores. Si la vida útil del edificio es verde. Si produce la energía que consume, que al mismo tiempo es poca porque se aprovechan sistemas pasivos para climatización y control de los consumos de electricidad y otras energías. Si el modelo de urbanización asociado a la ejecución del edificio plantea soluciones a cuestiones como el efecto isla de calor o el aprovechamiento del soleamiento y ventilaciones naturales.

El aire que respiro es un ejercicio de contención formal, asociado a la utilización de sistemas de construcción altamente eficientes y comprobados. El edificio muestra su interior, su estructura y sus instalaciones, sin preocuparse más que por el orden con que estas se manifiestan y por su buen funcionamiento.

 

Como conclusión de los primeros tanteos, tenemos una propuesta que separa los dos programas en dos edificios interconectados (aulario y  zona departamental). Esta decisión, no solo nos permite adaptar con mayor precisión cada una de las crujías a los programas propuestos, sino que nos permite igualmente pensar en sistemas de envolvente complementarios que pueden especializarse para cada una de las situaciones que en el interior de los edificios suceden. 

El acceso principal al edificio se sitúa en la charnela entre ambos bloques, en una pieza discreta que sirve de conexión entre ambos, distribuyendo al usuario que acomete uno y otro uso desde la misma entrada. Este acceso permitirá en el futuro la separación horaria de ambos edificios, así como los funcionamientos independientes.


Pero ambos comparten una generosa planta baja.

Proponemos una planta baja abierta, permeable, de usos colectivos y pasos perdidos, de programas abiertos y espontáneos, cargada de transparencia no solo en la construcción de la relación interior/exterior, sino también en el propio entendimiento del funcionamiento del edificio en un solo vistazo.

La planta baja aloja los programas de aula manga y aula polivalente, pero también nuevos usos propuestos de café (lateral este) y área de estudio informal (esquina noreste). Cada uno de los usos en planta baja queda vinculado a una zona de expansión con una característica específica: frente al aula magna se sitúa un espacio de vestíbulo recogido que permitiría la celebración de actos postacadémicos  ligeramente al margen del bullicio del espacio principal; el espacio de estudio informal ubicado en un recinto apartado del movimiento de la entrada, podría segregarse como uso cerrado en caso de requerirse nuevas condiciones de silencio y concentración; el aula polivalente se relaciona abiertamente con la llegada de usuarios y el vestíbulo principal, y se propone como una extensión limitada del mismo; y el café se ubica en el espacio límite entre la plaza exterior y la PLAZA INTERIOR.

La Plaza Interior es la gran apuesta del proyecto. Es el aire que respiro, es el lugar de expansión y encuentro, de construcción de red y de fomento del aprendizaje colateral al reglado por la institución universitaria. Es una sala vertical ruidosa, un teatro all’aperto paradójicamente cubierto de luz y movimiento.

Arquitectos Matos Castillo Arquitectos (Alberto M. Castillo, Beatriz Matos) + Néstor Montenegro Colaboradores Jaime Rodríguez-Vigil Zaballa, Alejandro García